Agentes etiológicos
T. solium y T. saginata viven en el intestino delgado, principalmente yeyuno, adheridas por el escólex. Los proglótides grávidos terminales se desprenden y salen espontáneamente o mezclados con las materias fecales. Estos proglótides tienen movimiento de contracción y alargamiento, más pronunciado en T. saginata, lo que les permite desplazarse lentamente. El contenido de ellos es esencialmente el útero ramificado lleno de huevos, que son redondeados o ligeramente ovalados, de aproximadamente 30 a40 micras de diámetro, con doble membrana gruesa y radiada que le da semejanza a una llanta, son de color café y presentan en su interior el embrión hexacanto u oncosfera, con 3 pares de ganchos. Los huevos inmaduros están rodeados de una membrana transparente de 2 a 3 veces su diámetro. Estos huevos son iguales morfológicamente para las 2 especies.
A simple vista los parásitos son aplanados y se observan como una cinta blanca o amarillosa con un extremo más delgado que corresponde al escólex, del tamaño de una cabeza de alfiler, de 1-2 mm de diámetro. Al microscopio se observan las 4 ventosas del escólex en ambas tenias y en T. solium el rostelo está provisto de una doble corona de ganchos en número aproximado de 30. El escólex se continúa con un cuello aún más delgado, el cual se va ensanchando hasta alcanzar el tamaño de 1 cm, con proglótides inmaduros. Le siguen los proglótides maduros, un poco más anchos que largos y en la parte terminal del parásito están los grávidos que son 3 veces más largos que anchos. Las principales diferencias para el diagnóstico de las 2 especies se enumeran a continuación.
Taenia solium
1. Escólex con 4 ventosas y un róstelo con corona doble de ganchos.
2. Proglótides grávidos con menos de 12 ramas uterinas principales a cada lado.
3. Menor tamaño (hasta 5 metros) y menor número de proglótides.
4. Los proglótides grávidos salen solos con menos frecuencia, en cambio se observa eliminación de porciones de estróbilo con la defecación.
5. Presenta 3 lóbulos ováricos en los proglótides maduros y carece de esfínter vaginal.
Ciclos de vida
El hombre es el único huésped definitivo natural para estas 2 tenias, las cuales se adquieren al ingerir carne cruda o mal cocida, infectada por larvas. Los pacientes parasitados eliminan pro-giótides por el ano, espontáneamente o con las materias fecales. Cuando caen a la tierra se desintegran y liberan los huevos en el suelo. Raramente salen los huevos en el intestino y son eliminados con las deposiciones. Los huevos son Infectantes inmediatamente salen, sin necesidad de embrionar en la tierra. Cuando son ingeridos por animales que actúan como huéspedes intermediarios, los embriones hexacantos se liberan en el intestino delgado, penetran la pared de éste y por la circulación van a localizarse en diversos sitios del organismo, principalmente en los músculos estriados. La larva forma una membrana y origina un quiste que tiene en su interior líquido y escólex. Este quiste se llama cisticerco, el cual al ser ingerido por el hombre, en carne cruda o mal cocida, evagina el escólex en el intestino delgado. Este se adhiere a la mucosa, forma proglótides y da origen a la tenia adulta. El período prepatente en el hombre es de 2 a 3 meses.
Para T. solium el huésped intermediario principal es el cerdo. El hombre también puede ser huésped intermediario y sufrir la cisticercosis, la cual se tratará en el capítulo sobre Parasitosis tisulares por larvas de helmin-tos.
El cisticerco de T. solium es ovalado, mide 5 mm de ancho y 10 mm de largo, posee un escólex invaginado con ventosas y ganchos.
Para T. saginata actúan como huéspedes intermediarios los animales vacunos. El cisticerco de esta tenia es similar al de T. solium pero no tiene ganchos en su escólex. T. saginata no produce cisticercosis humana.
Los cisticercos de ambas especies, en los huéspedes intermediarios, pueden vivir varios años; al morir se degeneran, se fibrosan y terminan por calcificarse. Los parásitos adultos en el intestino humano pueden vivir muchos años, en algunos casos hasta 20.
En la mayoría de los pacientes la infección es única, por lo cual se han llamado solitarias; sin embargo, se encuentran casos de teniosis múltiple, principalmente por T. solium. El parásito se fija por medio de las ventosas o ganchos a la mucosa del intestino delgado. La patología que causa la tenia en su estado adulto es muy escasa; puede producir irritación mecánica en la mucosa intestinal y rara vez reacción inflamatoria. La patología causada por las larvas de T. solium en el hombre, será tratada en el capítulo sobre Parasitosis tisulares por larvas de helmintos.
Manifestaciones clínicas
La salida de los proglótides produce molestia y prurito anal. En infecciones por T. saginata es más frecuente que los proglótides se deslicen por la región perineal, muslos y piernas, adheridos a la piel; en su recorrido dejan a veces un material lechoso muy rico en huevos. Esta eliminación de proglótides es el signo más importante en estas teniosis. Los síntomas digestivos, atribuidos a teniosis, tales como dolor abdominal, meteorismo y náuseas, son muy inespecíficos y es difícil establecer si son producidos por el parásito o por otras causas. En casos de teniosis por T. solium
que presenten convulsiones u otras manifestaciones neurológicas, debe pensarse en la posibilidad de una cisticercosis concomitante. La observación de los fragmentos del parásito y el saber que aloja en su intestino una tenia de gran tamaño, alerta al paciente para atribuirle síntomas muy variados, más por asociación que por mecanismo real de patogenicidad. A esto se debe que se hayan establecido creencias populares, y aun publicaciones médicas, sobre una gran variedad de síntomas no producidos por la teniosis, como son: aumento o disminución del apetito, pérdida de peso, síntomas digestivos inespecíficos, reacciones alérgicas o tóxicas, etc.
Diagnóstico
La orientación principal para el diagnóstico se basa en la observación por paite del paciente, de los fragmentos (proglótides), que salen espontáneamente o en las materias fecales. Al contraerse cambian de tamaño y forma; si se dejan desecar, disminuyen mucho de tamaño y su identificación es difícil. Se recomienda recogerlos y mantener-los en agua hasta que puedan examinarse. Para esto se agrega un poco de ácido acético con.el fin de aclararlos. Al tamizar las materias fecales a través de una malla, se pueden recuperar proglótides. El método más simple para clasificar la especie, se basa en el número de ramas uterinas principales, que salen a cada lado del conducto uterino central del proglótide grávido, que son menos de 12 en T. solium y más de 12 en T. saginata. Esta diferenciación es útil para fines prácticos, pero se debe advertir que no es absolu-tamente segura.
La observación puede hacerse en fresco entre dos láminas de vidrio, para lo cual es de ayuda un lente de mano o el microscopio estereoscópico. Pueden hacerse coloraciones especiales que tiñen las ramas uterinas, lo cual permite una mayor seguridad en la clasificación de especie. Para que el número de ramas pueda observarse bien, es necesario que los proglótides sean grávidos, de otra manera no podrá diferenciarse entre las dos especies, a no ser por estudios muy cuidadosos de proglótides maduros, que con coloraciones especiales revelan la presencia del tercer lóbulo ovárico en T. solium o del esfínter vaginal en T. saginata. Se ha utilizado la electroforesis para estudiar extractos de las dos tenias, con el fin de hacer la diferenciación de especie.
El diagnóstico de especie se dificulta en muchas ocasiones por la irregularidad en la eli-minación de los proglótides o porque éstos no tengan sus ramas uterinas bien diferenciadas. Se estima que si un paciente ha eliminado la mayor parte del cuerpo de la tenia, pero ha quedado el escólex con los proglótides más jóvenes de su cuello, se requieren 3 meses para que elimine de nuevo fragmentos grávidos. Este es, por consi-guiente, el tiempo que debe controlarse a los pacientes, después del tratamiento, para tener certeza de curación.
Si se obtiene el escólex debe observarse al microscopio para identificar los ganchos en T. solium o confirmar la ausencia de ellos en T. saginata. El examen de materia fecal es impor-tante para observar macroscópicamente la pre-sencia de fragmentos y para identificar los hue-vos en el microscopio. No debe confiarse en este último estudio como método único, pues es fre-cuente que no se observen huevos al examen coprológico, aunque el paciente tenga la tenia en su intestino. El método de concentración de formol-éter es recomendable, por la posibilidad de que existan huevos en poca cantidad. Los huevos de T. solium y T. saginata son indi-ferenciables entre sí. La posibilidad de diferen-ciación utilizando la coloración de Ziehl-Neelsen es defendida por algunos autores, quienes han encontrado que se tiñen de rojo los huevos de T. saginata únicamente. Este hallazgo ha sido puesto en duda por otros investigadores.
El método de la cinta engomada de Graham,
usado en el diagnóstico de oxiuros, puede tener algún valor en pacientes que estén eliminando proglótides, por la posibilidad que al salir por el ano dejen huevos en la región perianal.
Un importante avance inmunológico en el diagnóstico de teniosis, lo constituye la detección de coproantígenos por el método de ELISA. Esta prueba colorimétrica en materia fecal pre-senta 85% de sensibilidad y 95% de especificidad para T. saginata y da reacción cruzada con T. solium. Los nuevos avances tecnológicos permi-ten la diferenciación de los huevos de las dos especies, utilizando la hibridización del DNA, un método difícil y poco sensible, superado por una prueba de PCR, más sensible y específica, con menor dificultad técnica y que se aplica a la diferenciación de huevos, cisticercos o proglótides.
La negativización del coproantígeno es una prueba de la efectividad del tratamiento de teniosis, cuando éste ha sido efectivo para eliminar el parásito.
Epidemiología y prevención
La prevalencia de T. saginata y T. solium es muy variable. En general se presentan más infecciones por T. saginata debido a la costumbre más difundida de comer carne de res mal cocida. En las zonas rurales en donde se crían y sacrifican cerdos con mayor frecuencia y sin control sanitario, predomina T. solium
Las costumbres humanas que hacen posible la adquisición de estas tenias por ingestión de carne de cerdo o de ganado vacuno, son variables de acuerdo a la localización geográfica, cultura, religión, etc. En algunas regiones primitivas se come carne cruda y en otras la carne se ingiere mal cocida por refinamiento gastronómico o por la falsa creencia de su mayor valor nutritivo. En las familias se observa que algunas amas de casa o empleadas de la cocina, ingieren trozos de carne cruda mientras la están preparando para la cocción. No es infrecuente que niños desnutridos obtengan porciones de carne sin cocinar y las ingieran a escondidas. En algunos lugares se consumen embutidos preparados con carne sin adecuada cocción.
Atte.
Lambda Kronos
Bibliografía
Parasitosis humanas, David Botero, Marcos Restrepo, Editorial: Corporación para Investigaciones Biológicas, CIB, Año de edición: 2005.
Microbiología y parasitología humana, bases etiológicas de las enfermedades infecciosas y parasitarias, Romero Cabello Raúl, 3ª edición 2007, Editorial medica panamericana.
Cistimex