Para que podamos decir que algo existe, los efectos de su existencia deben ser medibles. Es fácil decir que la gravedad es un hecho si dejamos caer una moneda. La gravedad es una propiedad de la materia, aunque no sabemos exactamente qué la provoca: si resulta de la interacción de partículas llamadas gravitones, o solo es la hipotética curvatura de un espacio-tiempo. Para saber su causa, debemos idear un experimento en el que sometamos nuestras hipótesis, y rechacemos una y aceptemos otra, o rechacemos ambas... pero las dos no pueden ser ciertas.
Alguien podría decir, por ejemplo, que el efecto de la existencia de un dios es el universo, su creación. Ahora, esto no es cierto, porque no tenemos evidencia que respalde la relación universo-creador. Necesitamos una prueba directa de la existencia de un dios, y después una prueba que asegure la relación de dios con el universo.
Para empezar, dios por definición es un ser inmaterial, dado que creó la materia/energía, él mismo no debe ser materia/energía. Pero si él mismo no es materia/energía (o algunos dicen que es energía indetectable, pero aquello que no se detecta es porque tampoco existe), y por los hechos, todo lo que sabemos que existe es material, dios al no ser materia, no puede existir, de acuerdo a nuestras deficiones de existencia. Esto es un principio lógico: algo no puede ser y no ser al mismo tiempo, falla.
Se podría decir, entonces, que es otra clase de materia/energía, que no es susceptible a nuestras mediciones, y que tampoco podemos comprobarlo empíricamente. Los creyentes gustan de estas proposiciones truculentas, en la cual la razón queda impedida para comprobar sus afirmaciones. Un ateo no puede comprobar la no existencia de dios, así como no se puede comprobar la no existencia de asnos que viven en un planeta de andrómeda, sin embargo, alguien puede afirmar que tales asnos existen hasta no demostrar lo contrario. Sencillamente no tiene caso, es estúpido.
Digo, entonces, ¿dios es como un objeto cuadrado redondo? ¿Qué otra cosa, aparte de dios, no es de materia ni energía ordinaria, y no podemos medirlo, cuantificarlo, ni probarlo? Solo aquellos objetos de nuestra imaginación que no existen poseen estas cualidades, entonces, ¿dios se asemeja a los objetos inexistentes, pero sin embargo existe? Dicho de otra manera, ¿existe al no existir? Para muchos, quizá, ¿pero para las mentes racionales?
Para la mayoría de la gente, dios solo se sostiene de acuerdo a pensamientos absurdos, fundados más bien en la tradición que en las pruebas, en el miedo que en el convencimiento, en la irracionalidad que en la lógica. Al tratar de ciencia, decidimos seguir un método racional, al tratar de un ente inmaterial como dios, hacemos a un lado dicho método y nos ponemos a idear argumentos eyaculados de nuestra imaginación para no sentirnos solos en el universo, sin principios ni lógica, sin aquello que, curiosamente, creamos para acercarnos a la verdad: el método científico, porque dios no es susceptible a dicho método, como tampoco lo son los círculos cuadrados.
j/e